Con ecosistemas que van del altiplano andino a las vastas llanuras y la selva amazónica, Colombia—enclavada en la confluencia de Centroamérica y Sudamérica—alberga casi el 10 por ciento de la biodiversidad del planeta. Entre sus especies emblemáticas figuran docenas del género Espeletia: plantas de aspecto juguetón, comúnmente llamadas frailejones. Sus rosetas de suculentas hojas peludas coronan unos troncos gruesos y esponjosos que atrapan la niebla que llega sobre los únicos y delicados humedales de gran altitud de los Andes, llamados páramos.
Los páramos húmedos, uno de los ecosistemas de más rápida evolución del mundo, contrastan con los climas áridos del resto de los Andes. Aunque solo cubren el 1,7 por ciento de Colombia, proporcionan al país el 85 por ciento de su agua potable—gran parte de la cual se almacena en los troncos de los frailejones durante el ciclo del agua y se vierte después en lagos y cursos fluviales—. Toda esta humedad ha hecho históricamente que los páramos sean resistentes a la ignición y propagación de incendios forestales.
Pero este año, una temporada de incendios forestales sin precedentes ha hecho que los páramos ardan en toda Colombia. Un incendio forestal calcinó más de 100 acres de frailejones solo en el Páramo de Berlín, al noreste de Colombia. Más de 500 incendios han ardido en todo el país desde que comenzó 2024, consumiendo al menos 42.000 acres de bosques y pastizales y cubriendo la capital de Colombia, Bogotá, con una nube de humo contaminante.
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La temporada de…
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